Los tests proyectivos son métodos de evaluación de la personalidad y otras características mentales que se basan en estímulos ambiguos y poco estructurados. La lógica subyacente a este tipo de pruebas se corresponde con la hipótesis de que es más probable que las personas evaluadas proyecten sus procesos mentales en una prueba si el material es ambiguo y estimula la imaginación.
Estas técnicas se han enmarcado tradicionalmente en la teoría psicoanalítica, según la cual la personalidad tiene un carácter estable y está determinada en gran medida por impulsos irracionales que escapan a la consciencia de los individuos. No obstante, desde el psicoanálisis se defiende que es posible identificar los contenidos del inconsciente mediante diversos procedimientos.
Dado que se supone que quien responde no conoce la finalidad de los ítems que componen la prueba, los tests proyectivos son considerados menos susceptibles de falseamiento que otros métodos de evaluación psicológica, principalmente aquellos que se basan en el autoinforme. Se dice que los tests proyectivos son técnicas de evaluación enmascaradas.
Si bien este tipo de prueba ha sido muy criticada por psicólogos de otras orientaciones teóricas a nivel metodológico, lo cierto es que la larga tradición de uso de tests proyectivos ha permitido que exista un elevado grado de sistematización en muchos de estos. Un caso especialmente claro en este sentido es el célebre test de Rorschach. Sin embargo, a pesar de esta sistematizacióm, su eficacia está seriamente cuestionada si nos guiamos a partir de los meta-análisis que se han ido realizando al respecto.
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